Confiaba plenamente en que ocurriría, que podría volar montada entre sus alas, tocar su áspera piel y sentir la tibieza de su cuerpo, ver lo mismo que él veía. Creía que el Dragón le ofrecería su libertad, que solo era cuestión de tiempo. Había desarrollado una paciencia increible en esos años, por eso no se apuró. Llegó a Senohel'sol, allí decidió esperarlo.
Apareció depronto entre los cielos, sus grandes alas y su vigoroso pecho eran luminosos. Estubo un rato observandolo surcar el cielo, no sabía si él se había percatado de ella, pero no lo llamó, era prudente esperar.
De pronto, imponente como era, bajó lentamente y con delicadeza, para posarse justo frente a ella. Su aspecto agresivo y terrible se esfumaba entre esos ojos dulces color miel, volvió a sentir su aliento ardiente y sintió que su corazón daba brincos de alegría.
¿podría ser que finalmente...? ¿será ahora el momento en que..?Muchas dudas se arremolinaban en su cabeza. Quedaronse entonces mirando de frente, ella y el Dragón, solos. Nadie más podía existir en ese instante, solo cabían ellos y nadie más. A lo mejor fueron segundos, pero para ella fué una eternidad. Una eternidad hermosa en que navegó en aquel tibio mar de miel.
Pero algo rompió aquel instante, el Dragón se inquietó, comenzó a batir sus alas suavemente y se elevó unos metros sobre el aire. Ella lo miraba atentamente, seguía sus ojos. Hizo el Dragón una peligrosa pirueta en el aire, dió media vuelta y pareció irse. Pero justo antes de desaparecer, volvió la cabeza hacia ella.
Ella tiene su corazón tranquilo. Confía en que llegará el momento. Es el Karma, estan destinados a volar y morir juntos...
...algun día.