40 años del Golpe. Ese período incómodo de hablar, sea porque a algunos les produce mucho dolor, o sea porque otros no saben cómo defenderlo. Me es difícil imaginar el dolor que se pudo haber sentido, el miedo mezclado con impotencia, rabia, abandono. La incertidumbre... Es algo que me deja sin palabras.
Por estos días con todo el boom de información, me da por sentir nostalgia de un pasado escondido. Esos viajes interminables del metro, mirando las luces del túnel, resuenan en un recuerdo de infancia mezclado con recuerdos que no son míos "venceremos, venceremos..." y recuerdo el canto al programa,ese proyecto de Chile que desde tan niña me creí. Y yo creí que Chile era así.
Pero a medida que fui ganando años, me di cuenta de que los carabineros no son nuestros amigos, que la tierra no es de quien la trabaja, que la educación es para los que tienen suerte o plata en su defecto, que la constitución es una gran estafa... y que no vencieron. Que no vencieron nuestros padres, no venció el pueblo. El odio por incomprensión se llevó a grandes personas de Chile y hoy somos (des)herederos de esa mutilación. Con una democracia que "funciona", que por lo menos no nos matan a destajo -porque a algunos los matan igual y la justicia brilla por su ausencia-. Pero ahora la tortura es otra... es el sistema y es contra todos, independiente de su tinte político, situación económica, nivel educacional.
Hay cosas que no se perdonan.
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