Poemas

"La Noche"
      V. Huidobro
Sobre la nieve se oye resbalar la noche
La canción caía de los árboles
Y tras la niebla daban voces
De una mirada encendí mi cigarro
Cada vez que abro los labios
Inundo de nubes el vacío
                                      En el puerto
Los mástiles están llenos de nidos
Y el viento
                     gime entre las alas de los pájaros
LAS OLAS MECEN EL NAVÍ0 MUERTO

Yo en la orilla silbando
                    Miro la estrella que humea entre mis dedos

De Poemas árticos,1918

"Serás Jefe"
      tomado del "libro de Lezard"


Si quieres serás jefe. Tal vez no hoy ni mañana, sino cuando llegue la hora. 
Cuando tu vida sea recta como un talle de Junco y sencilla como el canto de la alondra.

Un jefe no es aquel que quiere mandar, dirigir, imponerse. Ni el que da órdenes para hacerse obedecer. Ni el que prohibe o permite; el que censura o alaba; El que premia o castiga.

Un jefe es mucho más. Un jefe es el que sin quererlo ni saberlo, Atrae hacia él a los demás. Es aquel cerca del que nos vamos a sentar. Es al que escuchamos y seguimos porque descubrimos que hay en él una fuerza que nada puede destruir; Que su vida es recta y sus acciones sencillas.

Siempre el mismo, sencillo, como su mirada traquila que parece venir de muy lejos e ir más lejos aún, hasta el fondo de los corazones y más allá del horizonte.
Un jefe... Que bueno sería tener un jefe cuando estamos cansados. Alguien que nos ayudara a decidir y al que pudiéramos seguir.

Pero los jefes son pocos. Al menos aquel en el que se puede confiar.

Si quieres, serás jefe. Tal vez no hoy ni mañana, sino cuando llegue la hora. 
Cuando tu vida sea recta como un tallo de Junco y sencilla como el canto de la alondra.

Ser jefe no significa transformar a los demás, para hacerlos como uno, imponiéndoles ideas y actividades, cansándolos con recomendaciones, prohibiciones y preceptos.

Ser jefe es vivir una vida pura, siempre en una casa abierta a los demás. Que aquellos que quieran venir, vengan y nunca encuentren cerradas las puertas, ni las ventanas; porque el jefe vive a la vista de todos y con
todos.

Un jefe exige mucho de sí mismo, pero casi nada de los demás. Es severo consigo mismo, indulgente con los demás. Sabe bien que no es fácil hacer las cosas y que casi todo requiere un esfuerzo. Un jefe es un compañero que reconoces como mejor que tú y junto al que tú te vuelves mejor.

Por eso lo escogiste. Por eso lo llamas "mi jefe".
Si quieres, serás jefe. Tal vez no hoy ni mañana, sino cuando llegue la hora.
Cuando tu vida sea recta como un tallo de junco y sencilla como el canto de la alondra.

"Hombre que mira la luna"
                 M. Benedetti

Es decir la miraba porque ella
se ocultó tras el biombo de nubes
y todo porque muchos amantes de este mundo
le dieron sutilmente el olivo

con su brillo reticente la luna
durante siglos consiguió transformar
el vientre amor en garufa cursilínea
la injusticia terrestre en dolor lapizlázuli

cuando los amantes ricos la miraban
desde sus tedios y sus pabellones
satelizaba de lo lindo y oía
que la luna era un fenómeno cultural

pero si los amantes pobres la contemplaban
desde su ansiedad o desde sus hambrunas
entonces la menguante entornaba los ojos
porque tanta miseria no era para ella

hasta que una noche casualmente de luna
con murciélagos suaves con fantasmas y todo
esos amantes pobres se miraron a dúo
dijeron no va más al carajo selene

se fueron a su cama de sábanas gastadas
con acre olor a sexo deslunado
su camanido de crujiente vaivén

y libres para siempre de la luna lunática
fornicaron al fin como dios manda
o mejor dicho como dios sugiere.

"Los formales y el frío"
                  M. Benedetti

Quién iba a prever que el amor      ese informal
se dedicara a ellos      tan formales

mientras almorzaban por primera vez
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes
su sonrisa       la de ella
era como un augurio o una fábula
su mirada       la de él      tomaba nota
de cómo eran sus ojos, los de ella,
pero sus palabras      las de él
no se enteraban de esa dulce encuesta
como siempre o como casi siempre
la política condujo a la cultura
así que por la noche concurrieron al teatro
sin tocarse una uña o un ojal
ni siquiera una hebilla o una manga
y como a la salida hacía bastante frío
y ella no tenía medias
sólo sandalias por las que asomaban
unos dedos muy blancos e indefensos
fue preciso meterse en un boliche
y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia
extra seca y sin hielo por favor
cuando llegaron a su casa        la de ella
ya el frío estaba en sus labios      los de él
de modo que ella fábula y augurio
le dio refugio y café instantáneos

una hora apenas de biografía y nostalgias
hasta que al fin sobrevino un silencio
como se sabe en estos casos es bravo
decir algo que realmente no sobre

él probó       sólo falta que me quede a dormir
y ella probó        por qué no te quedás
y él         no me lo digas dos veces
y ella           bueno por qué no te quedás  
de manera que él se quedó      en principio
a besar sin usura sus pies fríos       los de ella
después ella besó sus labios         los de él
que a esa altura ya no estaban tan fríos
y sucesivamente así
                            mientras los grandes temas                                                
dormían el sueño que ellos no durmieron

No hay comentarios.: