12 may 2012

De vuelta a casa

Subes al metro y vas cansado. No puedes sentarte porque los asientos van ocupados. Te pesan las piernas. Vas pensando en lo que tienes que hacer cuando llegues a tu casa, aunque queden aun muchas estaciones para la estación terminal. Vas repasando todas esas tareas pendientes, y piensas en tu casa, en tu familia. En que están todos cansados, irritables quizá. Hará frío en la casa, dejé la cama deshecha, queda poco café. 
Sin embargo llevas en la cara una estúpida e imborrable sonrisa. Sabes que eres adicto a ella, vas contento. Y su recuerdo asedia tu concentración a ratos... y ríes, suavecito. Aprietas los puños, tus ojos van a media asta, te pesan. El metro para, estación tras estación, pero parece interminable, un vaivén de nunca acabar. Ella de nuevo, su olor, su calidez... piensas en sus ojos, en su sonrisa, en su abrazo... aah si, en sus besos. Cierras los ojos intentando calmar ese ardor y las ideas se esfuman, quizá te quedes dormido, quizá solo pienses en lo efímero del ahora. Pero ese escalofrío que ella te dejó en el cuello no te abandona. Y sonríes.