29 jun 2011

El sueño

   Hoy realmente he soñado con él. El sueño, vívido como pocos, lo recuerdo como ninguno. En mi sueño, yo estaba acostada en mi cama, en una pieza oscura, en un lugar que no era mi casa. La iluminación mala, todo era extraño menos la cama. 
   Cuando de pronto aparece él. Precisamente él, con su pelo oscuro y revuelto. Con voz lenta y cansada me dice "vine, estoy muerto de sueño, pero vine". Sé que es  temprano en la mañana, lo sé por su voz, por mi flojera. Sé que él ha dormido poco, un cierto insomnio, y se ha levantado temprano para venir. Lo invito al colchón, ahí bajo mis mantas. No tengo ninguna intención más que la de seguir durmiendo, pero ahora con él.
   Allí, alejados del mundo, cerquita los dos, nos abrazamos. Ahora es de noche, porque la luz mortecina que entra desde la ventana solo puede ser atribuida a Selene. Él me abraza, rodeándome con sus brazos, yo me acurruco, me hago pequeña para caber en él. Me acaricia el brazo, dulcemente... quizá algo hablábamos. 
   Decido perderme en sus ojos, me doy vuelta hasta quedar de frente. Si, realmente nos besamos esa vez. Luego en el sueño me quedé dormida otra vez, entre su boca y su calor. Segura de que en la mañana seríamos nuevamente amigos, como siempre, pero ahora más que nunca.  




estás en Jaque

Te vi en mis sueños... te vi. 
Plaza fría, hojas del otoño. Liquidámbares y Plátanos Orientales por doquier. Viento y brisa. Bufandas que flamean cual bandera.
Jugábamos ajedrés, me has dejado en Jaque con tu Alfil. Pero olvidas un detalle, sacrifico a mi reina por el rey. Buena jugada, pero inténtalo otra vez. Reina y Alfil han quedado fuera del juego, juntos. Ahora tú estas en Jaque.
Te besé en mis sueños... te besé.
Jamás terminamos el juego, porque te besé. Luego nos tomamos de la mano y nos fuimos volando de ahí. Llegamos hasta la gran torre de París. En la punta de la torre delicadamente nos dimos impulso y llegamos a la Plaza del evangelista del león. 
Recorrimos canales en la góndola y recuerdo que estás en Jaque, pero ya no jugamos. Aunque sigues en Jaque.
Te perdí en mi sueños... te perdí.
Desperté en mi cama y a tientas te busqué. En mi colchón no estabas, ni entre mis brazos, ni entre mis piernas. Miré por la ventana y Selene, lejana me sonrió. Ella sabedora de mis fechorías, algunas, me dijo "da rienda suelta a lo que sientes, si no lo haces, mala suerte" y pensé que cuando salga el sol y llegue la mañana, como soy libre de hacerlo, volveré a tu lado, a tu lado con más ganas. 




28 jun 2011

El juego del niño

Desde hacia muchos años que ya todo era un caos. Ya nadie recordaba en qué momento todo había dejado de funcionar. La guerra había consumido sus vidas, sus recuerdos y sus memorias, todo al tiempo en que toda la estructura se vino abajo y ya no quedó nada. Ya no habían estados, gobiernos, fronteras. Todo eran foragídos, enemigos, vagabundos.  


No había nada que echarle al sartén, ni camas donde dormir, ni techos bajo los cuales resguardarse. Ya no habían forestas a las cuales huir, todo eran ruinas de un mundo que había dejado tras de si mucho más que sueños rotos. Hombres destruidos, mujeres de miradas perdidas, cadáveres por doquier. Sangre coagulada en todos los rincones, cuerpos mutilados mezclados con escombros y polvo. La esperanza era una palabra muerta. El amor simplemente se había esfumado de los corazones. Los crímenes eran pan de cada día, cada individuo luchaba por su propia subsistencia. Pero pocos luchaban ya, puesto que la vida entera era una espantosa condena y quizá la muerte era el más preciado descanso, esa era toda la esperanza. 


Abominables hombres, si es que pudiésemos llamarles hombres, que vivían bien, solo pensaban en progreso. Pocos viajes hacían a la tierra, en general para conseguir esclavos y algunos elementos que allá afuera no existían. Todo para mantener en pie su sociedad perfecta al estilo mundo feliz.   


Entre todo este escenario desolador, tras el telón, un niño jugaba con pompas de jabón. Jugaba a hacer pompas y a reventarlas, mientras cantaba una canción. Iba casi desnudo, estaba desnutrido y muy débil, pero sonreía. No había una madre que lo cuidara, ni un padre que lo acompañara. Estaba solo, jugando con pompas de jabón. 




Gonzalo Ruiz. Como pompas de jabón. Óleo sobre lienzo 16" x 20"

25 jun 2011

pensamientos al aire - versión "corriente de la conciencia"

me pierdo y no entiendo, 
 alocada y caprichosa bomba de sangre 
que habita aquí en mi centro.


Rozar tus labios y sin quererlo por un segundo sentir miedo. 
caer profundo sentir que adentro se quiebran los huesos. 


Sentarnos de frente, mirarte a los ojos, nadar en tu mente...
tomarte las manos, sentirte frío, abrazarte fuerte
No quiero irme, pero debo hacerlo. Dejo un beso en tu mejilla
como una promesa de que volveré. Otra noche quizá, otro fuego tal vez. 

Pájaros de la noche, que vienen a cantarme serenatas
vuelven entre las cuerdas y la figura desteñida del recuerdo.

Tu olor parece tener el dulce temple de lo prohibido. ¿porqué? Porque quizá sienta algo de vértigo, de caer. Estoy por resbalar de la cuerda floja que separa tu abismo de su abismo.

¿A qué brazos caer?

Ahora descanso en mi cuna de luna menguante.
Habitante de Selene, residente esporádica de Venus. 

Todos ustedes son de Marte. 

24 jun 2011

Prefiero la física a la metafísica

Algunos dicen que la vida es una sucesión de causalidades, es decir,  hechos que se encadenan por una causa, es más, algunos le ponen nombre a esta causa y le llaman destino, otros tantos, Dios. Viven diciendo que todo "pasa por algo". 
Sin embargo, son teorías. Yo creo que la vida es una sucesión de casualidades. Que las cosas se suceden caóticamente, que no existe ni existió un orden determinado o predeterminado para que se sucediesen. Que las cosas no "tenían que pasar", simplemente sucedieron porque así se dieron las cosas. No creo en la finalidad última de los hechos, no creo en el sentido íntimo de las cosas, no creo haber nacido "para algo" y no me aproblema el echo particular de haber nacido "para nada", y en esto ya hay bastante metafísica. 
Creo que si nací para algo, fue para conservar genes, fue para perpetuar parte de una especie.


Aún así, creo que existe un motor, motor que solo produce cambios azarosos, que al dado a veces le hace dar 7 u 8. Creo en el Amor. Amor con mayúscula. No Amor que otorgue razones más allá de la física misma. Creo en el sol, su calor y su luz. Creo en los árboles y sus sombras y sus hojas. Creo en la gente, sus particularidades y generalidades. Me gusta creen en las cosas tal y como se me presentan. 
Si un día Dios quiere que crea en él, entonces vendrá a decirme "hey!, aquí estoy, cree en mi", mientras tanto, creo en la frescura del viento, en la vitalidad de los animales, en las imponentes montañas y en los intrépidos ríos. 


Malalcahuello, Chile. Diciembre 2008

22 jun 2011

De otros lugares...

Eran pasado las diez. Hacía un frío espeluznante aquel día, pero él no se inmutaba, parecía entretenido y demasiado ensimismado como para darse cuenta de aquella sutilidad. Piazza Navona lucía triste aquel día, los turistas ya se retiraban y había poca gente transitando, en su mayoría vendedores ambulantes que ya partían rumbo a casa. De pronto divisó su figura a lo lejos, demasiado delicada, su mirada dulce de cordero nuevo y su andar gracioso, casi levitando. Llevaba un paraguas en la mano y sus pasos eran firmes y seguros. Sabía él más que nadie, que toda esa delicadeza eran pura impresión, aquella mujer era de temer. Mucho había logrado ya con conseguir aquella cita. De pronto estuvo nervioso, no quería echarlo todo a perder, era verdad, tenía miedo. Pocas veces sintió eso con una mujer. Solía tener muchas y pasar de una a otra como quien cambia de chaqueta, pero ella era distinta, tenía ese "no-se-que" de las cosas difíciles y prohibidas. 
Se saludaron, hablaron banalidades unos minutos, hasta que comenzaron a avanzar a paso rápido para encontrar un café, cada uno apretó el abrigo contra su pecho, caminaban uno al lado del otro. Sentía como su corazón chisporroteaba alegría ¿qué importaba el frío?, solo una excusa para tomarse del brazo de él. Paraguas en mano había partido, demorándose a propósito, ansiosa por parecer natural, deseosa de hacerle creer que apenas si se interesaba por estar ahí. No sabía por que, pero tenía miedo de que los otros se enteraran de lo que ella sentía, porque la hacía sentir frágil, expuesta, por eso se reservaba todo. 
Entraron a un bar, puesto que a esa hora ya no habían cafés abiertos. Conversaron largo rato, hasta que dieron las 11:30. Ella debía irse, él le ofreció acompañarla hasta su casa, pero ella solo accedió a que la acompañara a Lungotevere tor di nona, para tomar un taxi. Llovía, así que se fueron ambos bajo el paraguas de ella. 
El taxi no demoró en pasar, fue una despedida cálida, pero de esas que dejan con gusto a poco. Se abrazaron fuertemente y ella se separó rápidamente para correr al taxi que en ese momento abría las puertas. Él se quedó allí, mirando cómo se alejaba el taxi, saludando con la mano, solo. Comenzó a caminar en dirección opuesta a la que se alejó el taxi, pronto se encontró con el ponte Sant'angelo. Aquellos ángeles apocalípticos le hacían sentir irremediablemente perdido, condenado. Cruzó el puente lleno de ángeles mal iluminados, solo por sentir aquella escalofriante sensación de incertidumbre infinita que lo asediaba, acompañada de aquellos demonios alados, disfrazados de bien, pero no sentía miedo. Sintiose sentenciado por aquellos jueces ciegos del destino, si. Él, estaba enamorado, otra vez. 


Detalle ponte Sant'Angelo, Roma, noviembre 2007

21 jun 2011

Un desperdicio de tiempo

si, tal y como dice el título, un desperdicio de tiempo, pero es simpático y aprendí a usar el programa. Juro que ahora me pongo a estudiar...



20 jun 2011

Winter is coming

Post it de Lunes por la tarde: "mamá, me fui a chapotear en los charcos de agua que dejó la lluvia, me demoro quince años, cuando vuelva prepararé sopaipillas para las dos. Te quiero"


Y llega el Invierno. Me despido calurosamente de mi estación favorita, el maldito Otoño, que me hace tan feliz. Ahora viene la estación de las sopaipillas, de los días de lluvias torrentosas, mañanas gélidas y noches bajo siete frazadas y tres plumones. Tardes de compañía canina y gatuna para capear el frío, chalecos de lana, bufandas y gorros. Botas, bototos y guantes. Un aliento que escapa como fantasmita, un sol que no calienta, pero sonríe lejano, como una promesa de primavera. Saludo cordialmente a la estación blanca, bienvenida sea. 

Desprecio

Hoy no vengo a hablar de corazones, sentimientos ni amores. Ni siquiera de pensamientos vagos o ideas sueltas. Ni de ideales, utopías o esperanzas. Ni siquiera pretendo mencionar sombras del pasado, recuerdos, olvidos. Hoy vengo a testimoniar lo que siento casa vez que escucho hablar a ese hombre de lentes y nariz ancha. Cada vez que ese "señor ministro" abre su pico, me revienta la hiel. Cada vez que leo una declaración que escapó de su persona, entonces me explota la cabeza. Siento que él aplica a cabalidad la versión masculina de la "mosquita muerta": Se hace olímpicamente el weón. 


Señor Lavín, ojalá renunciara. Por el bien de la popularidad de su gobierno que va como cuervo en picada, por bien a su reputación (que hasta el momento vendrían siendo las primeras 6 letras de la palabra más "que lo parió"). Por el bien de todos nosotros que nos entran unas ganas incontrolables de acabar con nuestra vida cada vez que le vemos en la cajita que emite sonidos e imágenes, a menos de que desee un suicidio masivo de estudiantes en Chile. No es que le desee mal, pero ojalá le diera una colitis tan tremenda que no pudiera salir más del baño. Señor ¡Renuncie!... y que Dios me perdone, pero puta el weón imbécil, que rabia. 


Sin más ná que decir. Me despido cordialmente de todos los que me leen. Espero no haberles hecho perder demasiado tiempo. Nos vemos en la próxima entrada.   

18 jun 2011

malditas margaritas

Y ahora resulta que estoy jugando a dehojar margaritas.
 Voy a veces perdida por la vida, sin rumbo. 
Recuerdo entonces... y ya no quiero recordar. 
Me confundo a ratos, como que no se que pensar.
¿si? ¿no? ¿quizá? . La posibilidad de caer en sus brazos,
abandonarme su cuerpo, contagiarme de su calidez.

Tentación. El sol viene a colarse por la ventana.
Miro mi reflejo y siento que no me veo, 
como si mi existencia fuere eterea. 
Porque a veces soy humito que sube y se pierde.
Se disuelve, para siempre. Como el azucar en el café.

Y mis sienes están exhaustas. Mi craneo produce eco.
Por dentro. Se difuminan sus colores dentro del marco.
Pero su silueta como mi sombra me sigue, me persigue. 
Igual que la sentencia del beso que nunca nos dimos.
Pero el tiempo pasó muy rápido, quizá muy lento. 
Víctima del juego, jugadora compulsiva, enfermiza.

Ahora miro el horizonte sin pensar. 
Porque mis alas rotas, mis pies destruidos,
mi abrigo rahído. Me piden a gritos que deje de avanzar.
Pero él, músculo palpitante y caprichoso. 
Testarudo e insufrible corazón, me incita a dar
nuevamente un paso, otro y otro más.


17 jun 2011

Otra vez el Otoño

Se hizo el otoño en los arboles que veo, y se hizo otoño en mi corazón. De pronto se encendió en llamas y brotaron chispitas que inundaron mis brazos. La calidez de esa sensación me recordó a la sinfonía que solía escuchar cuando estaba feliz. 


Decidí susurrarle al viento versos y fragmentos de las canciones que jamás le canté a él. El viento se alborotó y levantó las hojas secas, volvió todo un cuadro impresionista, difuso en ocres y tonos pastel.
En un impulso sin precedentes recordé que era el Concerto n°3 en fa mayor, Op. 8 RV293 lo que escuchaba cuando estaba feliz. Y mi vida, comprendí que el problema es el Otoño... El maldito Otoño...



15 jun 2011

Manos

Dos manos se enlazan una vez, por un motivo y una circunstancia.
Un niño toma la mano de su madre para cruzar la calle. 
Dos hombres de negocios que se saludan o cierran un acuerdo.
Un joven ayuda a una anciana a bajar un escalón irregular.
Un grupo de niños juegan que a la ronda porque así les ha dicho la profesora.


Y yo. Enlazo mis manos para escapar del frio. 
Enlazo mi mano con la de un extraño para saludarlo.
Enlazo mi mano con la de un conocido para felicitarlo...



...Y enlazo mi mano con la tuya...   sin motivo y con circunstancia.  

14 jun 2011

Fueras tú. Fuera yo.



Fueras tú mi trovador. Fuera yo tu guitarra y tu voz, quizá tu inspiración. 
Fueras tú mi escultor. Fuera yo tu arcilla sin moldear, tu cincel... quizá. 
Fueras tú mi poeta. Fuera yo acaso tu pluma, tu ritmo y tu rima.
Fueras tú mi dibujante. Fuera yo tu goma, tu papel, tu lápiz de mina. 

Si fueramos tal para cual, hechos desde siempre para estar
entre odiandonos y amandonos, acompañandonos en la miseria
y en la gloria, en el éxito y en el fracaso, casi por obligación. 
Por la necesidad del alma de cada uno de necesitarse y depender,
de existir a medias como un acorde incompleto, como el manojo 
de papeles con palabras que no forman el poema que quizo ser.

Que la locura nos apañe, nos cobije y nos arrope, estas noches.
Noches de producción desenfrenada, casi enfermiza, que no acaban.
Fueras tú mi corazón. Fuera yo tu amada, eventualmente tu perdición.

11 jun 2011

puntos menos al Karma

Hoy estoy sin ánimos. 
Todo se fué en esas conversaciones y en el tratar de respirar el aire denso de sentencia y traición. 
Puedo decir, no luché hasta el final. Es decir, perdí. Perdí lo único que podía perder y perdí contra lo único que podía perder, perdí la credibilidad en mi misma, perdí contra mi. Las amistades... las promesas... los fuegos en las lunas llenas. Todo eso lo escondí por miedo, miedo a levantarme y defender lo que creía justo. La confusión no me permitió hilar ideas claras en mi mente y levantar mi trasero para hablar y decir que la situación era injusta. 

Solo pude defenderme a mi misma y de manera pobre. 

Mi contribución al hecho fué solo hacerlo más grave. Todo salió tan mal, de la peor forma posible. 

Finalmente no tengo ánimos de nada. Hoy me siento maldita. Maldita porque esto me pesará en la conciencia más de lo que desearía. Maldita porque será mi karma, hasta que haga algo bueno.

Sin más, sin ganas ni de salir... y que el alcohol me haga olvidar a ratos la desdicha. Sin ganas de pensar en los latidos de mi corazón y lo que me dicen. Sin ganas de soñar... me voy a dormir. Con la esperanza de que mañana sea otro día, donde pueda hacer mejor las cosas... 

9 jun 2011

Solo quiero querer...

Querido,
Hay mañanas en que despierto tan tuya, tan cerquita, que siento que puedo casi rozar tus inseguridades... tu pecho. Hay mañanas en que despierto tan tuya que creo haber sido dibujada por tus manos, concebida solo en tu mente. Esculpida por tí y para ti por tus brazos que pasarían mil años por la cuenca de mi ombligo, por mis valles, por mis montes. Tan para ti que mis piernas solo responderían a tu llamado, que mi voz solo cantaría para ti, que mi centro solo palpitaría por tí. 
Hay mañanas en que una vez que me levanto y el frío invade mi cuerpo, una tibieza en mi alma inhunda la soledad que me rodea. Esa brisa azulina, algo nostálgica y avejentada que frecuentemente viene a quedarse en mi habitación por períodos prolongados, que da vueltas y vueltas sin hayar una salida, se disipa al recuerdo de que estas ahí, en algún lado. Quizá pensando en mi, quizá pensando en otra, quizá nisiquiera pensando... Qué más da.  No es eso lo importante, lo imprescindible es que existes, estás ahí y te amo.
Hay mañanas en que la canción que hay en mi corazón se vuelve una suave sinfonía que me acompaña durante eternos minutos en que evoco tu sonrisa ligera, en que tu compañía se hace casi tan real como el aire que entra en mis entrañas y me renueva el ánimo, casi tan real como el brebaje amargo que degusto con delicia en mi paladar. A veces al mirar dentro de la taza, el líquido que gira parece traerme tu mirada perdida desde lejos y el vapor que se escurre ligero se escapa gracioso, como tus ojos cuando de verdad te veo.
Y no dejo ir tu recuerdo, porque su compañía me hace falta cuando no está. Tal como no te dejo ir a ti, porque me haces falta cuando no estas. 
Creo que a veces mareo con tantas palabras, con tantas jergas y retóricas. Pero todo es simple y claro. No necesito palabras para decirte que lo único que quiero que sepas es que te quiero. Basta un abrazo, basta una mirada.... 

   

7 jun 2011

dibujos y realidad

Cuando el blog de AutoLiniers actualizó el 7 de Junio, con esa historieta, recordé que cuando era chica -ni tan chica -, un tiempo me dió por pensar que yo era en realidad un dibujo, que mi vida era tinta y papel y que la realidad era solo un hermoso sueño 3D de una realidad que no podía ser, porque no se sostenía en si misma (después de todo sigo pensando que no es tan disparatado). 
Incluso llegué a pensar en blanco y negro, en 2D. Nunca me vi en un espejo, pero tenía el pelo largo, negro y mal pintado... terminaba en unos espirales graciosos. Había dos personaje más, aparte de mi, la linea del suelo, un tétrico árbol sin hojas, estrellas y la-el luna-sol. Uno se llamaba Don Invierno. Tenía los ojos vacíos y pequeños, el cuerpo delgado y usaba una bufanda larga a rayas, tan larga que flameaba con el viento que hacía ondear mis cabellos, era misterioso, como mi temple de ánimo.
El otro era un chico de pelo negro, delgado y sin bufanda. De ojos grandes y blancos, pero no vacíos. No estaban vacíos porque él era real - y lo sigue siendo -. Pero en la realidad(los dibujos) él me amaba de verdad, en los sueños(la realidad) él me quería mucho, pero tenía miedo. Me causa un poco de gracia esa historia, se parece a la historia de mi vida. Siempre han tenido miedo, todos los muchachos sin bufanda, de ojos grandes y blancos pero no vacíos.  
En una de esas era un preludio de esta, mi historia, que entre versos y palabras se gesta una hisorieta que no le ha dado pilares y fundamentos para hacerse verdad, en los sueños(la realidad) y solo ha existido en mi cabeza, en la realidad(los dibujos).


 

6 jun 2011

Adicción - Rehabilitación

Parece que soy adicta a las palabras, adicta a mis versos. 
Psicótica, maniática de plasmar todo en rimas asonantes, 
consonantes y retórica mediócre y mala. 
Mal del escritor sin talento. Solo letras vomitadas
que se agrupan como palabras sinsentido en la pantalla.
Dedos ezquisofrénicos que tipean idioteces sobre el teclado.

Pero basta. He decidido dejarlo por un tiempo. 
Adios, hasta la próxima temporada. 

Ajedrez

Ya he jugado un par de veces el juego. Asumo... no me aburre para nada, es más, lo hayo entretenido. Una curiosa manera de tener una razón por la cual levantarse cada día, una interesante manera de extrañar, una divertida forma de querer. 
Pero esta vez el juego es distinto, distinto para mi. Distinto por la sola y única razón de que yo ahora juego con las piezas negras. Siempre había jugado de blanco, siempre dando yo la partida. 

Esta vez no. 

Esta vez me he sentado del otro lado y solo espero su primer movimiento. A ver si por una vez al menos puedo darme el lujo de solo responder y no yo tomar la iniciativa de mover. Una vez que muevas la primera pieza (¿peón o caballo?) comenzará la batalla, que finalmente siempre termina con a lo menos un corazón expuesto, brasas que no quieren apagarse y las ganas de un abrazo. 

Unas tantas veces he jugado. Pero ahora no quiero jugar tan enserio, "ne troppo ne poco sul serio". Quiero jugar al instinto, quiero jugarme al destino. ¿Quién quedará en Jaque mate? En el fondo quiero jugar pa' quitarme esta soledad de encima, que me tiene abrumada. Y que él juegue conmigo pa' no estar solo... y que me cante así...

5 jun 2011

Sucia

Creo que me iré a la cama. Por alguna razón que no desonosco, pero no deseo confesar... presiento que me entretendré más cerrando los ojos bajo mis sábanas que inventando historias.

Pasajeros listos. La nave está por despegar a Venus.  

3 jun 2011

Ella y Él

Habían quedado de verse a las once menos cuarto en el parque, en el tercer banquito. Ella había llegado con bastante anticipación, así que se dedicó a recorrer los alrrededores, sin alejarse demasiado de ahí, por miedo a perder irremediablemente la oportunidad de esa cita. Se acercó a un arbusto con grandes flores amarillas, tomó una y la puso sobre su lóbulo derecho. 
Con delicados movimientos fué al banquito y se sentó, sacó un libro del morral y comezó a leer, para comerse las ganas de acelerar el reloj. Se entretubo leyendo largo rato, auque sin prestar demasiada atención, cuando se percató de la hora. Eran las diez y cinco y el parque se veía solitario, de no ser por los pajarillos que revoloteaban por ahí, y por ella. Su corazón se aceleró un poco, pero decidió seguir leyendo.
De pronto, con el rabillo del ojo percibió aquella silueta inconfundible, reconoció los pasos rápidos a lo lejos. Cerró el libro y lentamente lo guardó en el bolso. Con lentitud y gracia alzó la vista hasta encontrarse de frente con la mirada del muchacho. 
- llegas tarde... - dijo ella.
- llego tarde... -respondió él - perdó... -
- ¡no importa! - interrumpió ella, levantandose de un brinco y colgandose del brazo del chiquillo. El manzanillón a un lado la hacía ver algo graciosa, pero fresca y juvenil. Su vestido blanco jugaba a descubrir partes de sus muslos . Su mirada misteriosa y sincera eran algo hipnotizante.
 --
Cuando por fin se propusieron despedirse, ambos llevaban la sensación de gusto a poco en la piel. Se miraron a los ojos y ambos adivinaron qué debía suceder, pero también porqué no sucedía. Guardaron silencio unos instantes, mirandose de frente, hasta que ella rompió aquel momento con una dócil sonrisa. 
- Te debo un café ... - improvisó él, arriesgandose a continuar con el juego.
- quizá... - respondió ella, con un vacío en su corazón. Quizá por las ganas que tenía de gritarle que deseaba verlo a cada instante y que casi cualquier excusa era buena - ¡Pero a la próxima no llegues tarde! - aventuró ella, tratando de parecer un poco dura, algo indiferente. Él se avergonzó un poco. 
Finalmente se dieron un beso en la mejilla para decirse adiós, lo último que separaron fueron sus manos, para partir hacia rumbos opuestos. No había caminado una veintena de pasos cuando sintió ese andar rápido de quien corre para alcanzar la vida, se giró y lo vió a él, a pasos de ella. Él la miró en silencio, un breve intante, que fueron mil años, con suavidad rodeó con sus manos la cara de ella y la besó, luego, dió media vuelta y se fué. Pero esta vez, para siempre.   


2 jun 2011

Rabia y veneno

  


¿Cómo explicarte? 
Quizá tu breve corazón no comprenda jamás lo que pasa en mi pecho. Te paseas por mi casa, por mi pieza, por mi vida como aquel que es sangre de mi sangre, que fué engendrado de las mismas entrañas. No digo que de alguna entraña no seamos comunes, pues de hecho lo somos. Pero eres una extraña a la que me he acostumbrado a soportar. Pero que sepas que esa mirada escurridiza y de reojo que te dedico tiene una razón simple y clara, la misma razón por la cual hace meses que no te miro a los ojos, ni a ti ni a aquel que te acompaña día y noche, formando para mi una especie de pesadilla que me recuerda reiteradamente que tus peleas sobrevivieron a mi historia de risas fáciles, lo que me produce una profunda contradicción de vida, pues siempre he considerado que la vida es, en último instante, justa. 
Pero es a lo mejor que todavía no es el último instante. 

Eres como la ninfa que una y otra vez mira su reflejo en el agua y no sabe más que hablar de si misma y pensar en si. Ocupas mis bosques, mis rios, mi lecho... para amar a aquel que también me es ajeno. Cada vez que resuena tu voz en mi tímpano siento que estallará ese veneno del que vas colmando mi sangre. La hiel que me recorre cada vez que te haces presente en un segundo de mi vida, me hace pensar en carne muerta, carne podrida. Cuerpos mutilados y buitres carroñeros que desgarran cadaveres. Cuervos que pican los ojos del torturado y águilas que rompen las carnes y víceras de Prometeo con sus garras afiladas que penetran en los músculos como dagas de hojas oxidadas.  


1 jun 2011

Antes de soñar

El sabor amargo sigue en el paladar. La taza humea aún, dejando escapar los últimos fantasmas de vapor, mis parpados pesan como plomo. 
En mi mente, en este momento, solo hay cabida para tí, como al cielo sombrío solo le caben las estrellas y la luna. Pienso en si alguna vez llegará tu piel a hacerme compañía, si alguna vez tu tibieza se posará en la mia. Imagino descubriendote y conquistandote como a un nuevo continente, lleno de misterios y selvas casi virgenes. Recorriendote con ansias y anhelos de fundar un poblado en tu memoria, apoderarme de un pedazito de tu boca. 
Con estas palabras voy esculpiendote en silencio, en el recuerdo de un futuro que quizá nunca sea. Con el cincel de mis sueños vas haciendote tan real, vamos jugando con el fuego del amarnos sin amar.