24 mar 2012

Cosas que amo...

Haberte encontrado a ti entre tanta gente. Haberte encontrado y que me hayas regalado tu sonrisa, tus miradas, tus días y tus besos...
Que roces la comisura de mis labios, que enciendas en mis ojos una locura voladora, que me lleva a venus entre tantas muchas otras cosas. 
Sentir el vacío en mi estómago, vértigo y ganas de colgarme a tu cuello y no soltarte, cada vez que pienso en la posibilidad de tenerte para mi.
Despertar a tu lado, acostarme contigo, acariciar tu espalda, tu mentón ... matar el egoísmo y enrollarnos entre sabanas, oscuridad y sudor

13 mar 2012

Esperarte...

Él casi siempre llega tarde. A veces 10 o 20 minutos. Una vez recuerdo haberlo esperado al rededor de una hora y media. Es como jugar a la ruleta, jamás se si voy atrasada o no. A mi me gusta llegar a la hora, por eso casi siempre tengo que esperarlo, sentada en el anden o fuera de la estación. Pero a fin de cuentas se que la culpa es mía... es que no me llevo suficientes cosas para leer.





7 mar 2012

Ya nos veremos...

La ciudad brilla a lo lejos y la luz mortecina de la lámpara alumbra débilmente mis ojos. Recorro con mi memoria los recovecos de tu piel, en mis manos persisten las caricias de noches cálidas junto a tu boca. Me dicen los pensamientos que nos veremos pronto... mañana, horas... cientos de minutos y segundos para rozar el semblante de tu cara. Y lo único que mi corazón suplica a golpes, que me abraces fuerte, que presiones tu cuerpo sobre el mío. Quiero sentir el peso de tus huesos, tu sangre hirviente, tu mirada llena de impaciencia. Que tus dedos agarren mi quijada con desesperación, que emerja desde lo profundo tu fuerza más animal... y que se pierdan los gemidos en el mar violento de tu mente. Que nos suicidemos en la pasión que nos ciega y renazcamos juntos, para comenzar de nuevo.


Tierra del Fuego, 2012

6 mar 2012

Fantasmas

Eres tú, entre mis dedos y mis sueños. Tú, entre la tinta y el papel. Testigo de los crímenes cometidos con locura, víctima en mis sueños y tan perverso en la vida. Eres tú, el malherido... el que huye lejos y se esconde bajo el manto oscuro de la ausencia, te haces invisible en un instante, me olvidas y te olvido, un poco... te recuerdo, a veces ¿me olvidaste? No te asustes si te invoco a veces, despacito... susurrante, pero es necesario que sea así, porque a veces surges, del infinito... como una sombra olvidada y me pregunto qué será de ti. Y se extiende el abismo de incertidumbres sobre lo que fue alguna vez nuestra historia. Desde lo profundo aparecen tus palabras suaves... tan inocentes. Es que eres un niño que le tocó crecer demasiado rápido, te contaron cuentos que tuviste que creer. 
Es extraño, pero en ocasiones creo que sigues ahí, como el amigo que siempre debiste ser. Es complejo y confuso, y todo se funde entre lágrimas, confesiones, pasión y soledad. Y en una mezcla de algo turbio y doloroso te veo, sepultándome en tu memoria, extirpándome de tu alma, sanándote de mi como si un mal, desterrándome para siempre. 
Pero quizá un día la vida nos sonría y nos devuelva la simpatía. Hasta entonces, solo adiós. 


Cerro provincia, 2011

5 mar 2012

La muerte

... y hoy os deleito con la muerte en Tierra del Fuego


Cráneo de cordero, Tierra del Fuego, 2012

Cadáver de cordero, Tierra del Fuego, 2012

Cráneo y hueso de cordero, Tierra del Fuego, 2012

Cráneo de zorro, Tierra del fuego, 2012

Cráneo de guanaco, Tierra del Fuego, 2012

Ala de rapaz, Tierra del Fuego, 2012

4 mar 2012

Por tanto extrañarte



A veces el viento me traía tus caricias, con suaves brisas acariciaba mis mejillas, delicadamente... casi como si se arrepintiera de hacerlo. 
Y en el horizonte se dibujaba tu silueta desnuda, tu pelo alborotado, tus hombros firmes. En el silencio escuchaba el eco de tus labios rozando mi gastada piel.
Los atardeceres resplandecían colores ardientes, como tu corazón, el cielo se teñía de sangre hirviente que escapaba de mis venas para unirse húmedamente con tu recuerdo en ese paisaje onírico.
Desde lejos tu abrazo cálido se mezclaba con el frío penetrante. Caía en mi abismo tu luz candelaria. Mis manos te extrañaban, mis pechos te extrañaban, mi vientre te extrañaba. Mi corazón latía sin locura. 
Escapábanse águilas de garras afiladas de mi mente, pesadillas agrias que se enredaban en mi pelo y caían lentamente por mi espalda, hiriendome este cuerpecito mio, que no se aguantaba ni los huesos. 
No me acostumbraba a tu ausencia, asi que busqué tu escencia en las cosas dulces que la tierra inhóspita y final me ofrecía amablemente. Te vi en las montañas, en las nubes, en el aire, en las olas del mar, en las corrientes de los rios, en el calafate, en los ojos del zorro salvaje, en el vuelo del cóndor, en el cantar de las bandurrias, en el color de la parina, en la grandeza de la ballena, en la oscuridad de la noche, en la inmensidad de la pampa, en la delicadeza del llao-llao, en el correr ágil del guanaco... te vi, en el centro de Tierra del Fuego, te vi.