A lo mejor es que aprendí a ser feliz con tus caricias, con tus suaves besos repartidos por toda mi piel, con tu dulce mirada, con tu aroma fresco, con tu cuerpo, con tu espalda, con tu cuello, con el surco de tu oreja.
A lo mejor es porque simplemente aprendí a ser feliz contigo que hoy, sola, sonría despacito... y cierre mis ojos buscándote en mis recuerdos, tan vívido. Vistiéndote de desnudez y jugando con la mía. Imaginando los sabores, que como lazarillos me llevarán finalmente a dar contigo, a tu centro, en mis sueños, en tu mente.
